Al ejercitarse, el cuerpo pierde agua y sales minerales. Beber líquidos para compensar esas pérdidas es fundamental para evitar lesiones, así como mejorar el rendimiento cuando se realiza una actividad física.
No solo se trata de beber agua. La hidratación comprende ciertas características que deben ser tenidas en cuenta para mantener un estado óptimo y preservar la salud de quien se ejercita.
Fases de una correcta hidratación
- Antes del ejercicio. Es recomendable ingerir entre 400 y 600 ml de agua o bebida deportiva entre 1 y 2 horas previas al ejercicio para comenzar la actividad con una hidratación adecuada. Esto permite un menor aumento de la temperatura central corporal de quien se ejercita y disminuye la percepción del esfuerzo.
- Durante el ejercicio. Es importante empezar a beber pronto y en intervalos regulares, con el fin de consumir los líquidos a un ritmo que permita reponer el agua y los electrolitos perdidos por la sudoración; además, mantener los niveles de glucosa en sangre.
- Después del ejercicio. La reposición de líquidos después del ejercicio es fundamental para la adecuada recuperación de quien se ejercita y debe iniciarse tan pronto como sea posible.
La elección: agua o bebida isotónica
Cuando el ejercicio es de intensidad leve-moderada o de poca duración (menos de hora y media), no hay nada mejor que el agua, ya que el cuerpo la absorbe más rápidamente. Si es agua fresca en lugar de fría, resulta mucho mejor.
Las bebidas isotónicas comerciales son una buena alternativa cuando se realiza ejercicio físico intenso durante largo tiempo y cuando la temperatura es mayor. El diseño de estas bebidas se centra en la reposición rápida de energía, agua y sales minerales, puesto que contienen cantidades variables de hidratos de carbono simples (fructosa, glucosa, sacarosa) y complejos (almidón y maltosa); además, minerales como sodio, potasio, magnesio, calcio, cloruros y fosfatos.
Nota importante: las personas que sufran hipertensión es recomendable que se abstengan de consumir este tipo de bebidas isotónicas.
Es importante hacer notar que la actividad física debe disfrutarse y no llevar a los extremos o límites. Siempre es recomendable consultar a un médico por cualquier duda o condición.
Hay otros aspectos que pueden ocasionar la pérdida excesiva de líquidos corporales que deriven en una deshidratación:
- Las pérdidas de agua y sales minerales del organismo son mayores cuando el ejercicio se realiza en lugares con temperaturas altas y húmedas. Es mejor realizarlos a primera hora de la mañana o al atardecer.
- El equipamiento deportivo debe ser adecuado. La ropa, además de cómoda, debe ser elaborada en materiales que permitan la transpiración.
- El sol intenso también contribuye a la pérdida de líquidos. Usar gorra como protección de la cabeza es recomendable.
- El uso de diuréticos también puede contribuir a la deshidratación. En caso de tomarlos, se recomienda consultar al médico para que haga las indicaciones específicas de cada caso.
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